1. Yo, como coach, creo en tu DIGNIDAD como ser humano y en que cada persona, por el hecho de serlo, es digna de respeto.
2. Creo que la persona tiene en sí misma los RECURSOS que necesita para vivir la vida que desee, y que un proceso de coaching y/o terapia puede ayudarle a ello.
3. Para que sea efectivo, creo en tu RESPONSABILIDAD, en tu PROTAGONISMO en el proceso.
4. La ESCUCHA ACTIVA es para mí el pilar fundamental del un proceso. A partir de ahí, podremos dirigirnos hacia donde tú necesites.
5. El espacio-tiempo en el que transcurre la sesión y el proceso es TU-ESPACIO y TU-TIEMPO. Es fundamental que te sientas plenamente a gusto, acogiendo lo que supone de regalo para tu vida. Espacio de paz, zona verde, lugar que aporta lo que necesitas para tu crecimiento.
6. El RESPETO total hacia tu persona. Me acerco a ti con los “pies descalzos”, con la clara conciencia de que tú eres “tierra sagrada”, sea el tema que sea el tema que desees trabajar en el Proceso.
7. La ACEPTACIÓN INCONDICIONAL a tu persona. Sin juicios, Sin interpretaciones, desde la mayor objetividad y buscando siempre el mayor bien para ti.
8. Todo mi esfuerzo en cada proceso es para el ÉXITO de la persona que acude a vivir un proceso de coaching o terapia conmigo.
9. Si durante el proceso percibo que el tipo de relación que necesitas es otra, estoy éticamente obligada a decírtelo.
10. La CONFIDENCIALIDAD. En el caso en que para mí como profesional me resulte incómodo mantener la confidencialidad del cliente, consultaré a personas competentes para manejar lo mejor posible la situación.
11. La relación de coaching o terapia es una relación profesional en la que busco TU BENEFICIO y no mi interés personal, de ningún tipo. Para mí, vender es servir. Cobro el trabajo bien realizado y disfruto con la satisfacción del cliente.
12. Al comienzo del proceso conocerás de las características de la relación mediante unos ACUERDOS en los que especificaremos la frecuencia de las sesiones, el horario, las tarifas y cómo vamos a llevar a cabo la relación.